ALICE IN CHAINS Y “DIRT”: CELEBRAMOS 30 AÑOS DE UNA OBRA DE ANTOLOGÍA

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Lanzado un 29 de septiembre de 1992, el segundo material de la banda, inmortalizó la sensible timbre vocal de Layne Stanley.

Por Beto Arán.

Como el espejo de actitud, prolijidad y virtuosismo podríamos definir un trabajo que llegó para quedar alojado en el corazón de toda una generación. Una placa de corte tan intimista como seductor. Y claro está: la garganta de Layne Staley, sensibilizó la cruda experiencia de la drogadicción en canciones sujetas a oscuras texturas sónicas que también formaron parte del trágico destino del talentoso vocalista.

Factor que unido a la guitarra de Jerry Cantrell, ofrecen un concepto agresivo, melódico y sombrío, complementado por un dueto vocal que finalmente hizo una marca registrada de la banda. Todo lo anterior, con inyecciones de hard rock, heavy y una psicodelia setentera que consolido el gusto transversal que generó la banda entre los seguidores más fundamentalistas.

Sin duda, “Dirt”, marcó el antes y el después en el éxito comercial del grupo. Escenario que se unía al furor desatado por Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden desatado tan sólo un año tras. Una explosión que sacudió a la industria musical, permitiendo ofrecer independencia artística para desarrollar proyectos cargados de talento.

La apertura con “Them Bones” y “Dam The River”, deja traslucir una potencia que suena como taladro sobre el tímpano. Cualidad que se desprende en el transcurso de todo el material, unido al retoque de honestidad caracterizó a una década. No hay falsas poses ni palabras para la galería, sólo existe una generación devastada por la drogas, guerras internas y consiguiente soledad reflejadas en las temáticas letrísticas del Stanley y Cantrell.

Negatividad que se acentúa con “Down in a Hole”. Un tema que aborda el infierno de la heroína, relatado a través de los altos y bajos que genera dicho estado, agravado por el habitual fantasma de la muerte que persiguió a Layne. Temática relatada desde la perspectiva de un yonqui, imposibilitado de superar sus demonios adictivos. No en vano, por aquellos días, el espigado cantante declaraba que “al ingresar al mundo de las drogas todo era estupendo”. Sin embargo, recalcó su preocupación por los jóvenes que se estancaron en el consumo de sustancias. Las mismas que finalmente lo llevaron a tumba.

Una de las particularidades en “Dirt”, es su variedad sónica presente en temas tan redondos como “Sickman” o “Rain When I Die”. Cuestión que se hace extensiva e indiscutible para la sobrecogedora “Rooster”. Una especie de balada metal con rasgos punk, concebida sobre una atmósfera lírica de elegante ejecución. Tema que además cuenta con el soporte audiovisual del realizador, Mark Pellintong. El mismo que fuera responsable de ‘Jeremy’ (Peral Jam), lanzado un nuevo satélite generacional a la atmósfera de MTV.

Continuando con la tónica de la placa, “Angry Chair”, sobresale con sus paralizantes cambios rítmicos que generan un cierto grado de esquizofrenia, algo disparatada…pero sensible y relajante. Elementos que “Would”, toma consigo para llevarlos a niveles con un Staley digno de elogios. Su introvertida personalidad se relega a un segundo plano, bajo un grito cargado de furia, llanto y desahogo. Un himno que aún gira alocadamente en mi sistema nervioso.

Sinceramente…Layne, con la misma honestidad que nos confidenciaste tu angustia, reconozco que aún se extraña tu voz remeciendo las capas de la tierra. Abrazos al cielo.

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