Por Beto Arán
La banda de New Jersey generó la locura en su quinta visita a Chile
Comentar lo vivido en el Estadio Monumental, resulta un dilema. Durante la última década, Bon Jovi, se ha encargado de abultar su catálogo con producciones de dudosa calidad artística. Mejor dicho, cayó en la reiteración de conceptos para el olvido. Sin embargo, esta gira no es más que la confirmación del acérrimo fanatismo de sus seguidores. Los mismos que por quinta vez le rindieron honores en Chile, colmando las instalaciones del Estadio Monumental.
“This House is Not For Sale”, canción que da el nombre a esta gira, recaudando millones de dólares alrededor del planeta, sirvió de apertura a una velada plagada de éxitos y nostalgia. Fue así como “Raise Your Hands”. Un emblema de su época ochentera, que hoy se eleva como un clásico a su nutrida trayectoria musical. Imposible no olvidar a Ritchie Sambora, quien a punta de envolventes solos y desgarradores coros, imprimieron el sello melódico que caracterizó a la banda. Un capo, aún lo extraño.
El embriagador aperitivo proseguiría con “Knockout”, sirviendo de antesala a la inmortal “You Give Love a Bad Name”. Sin duda, un himno que desata la catarsis en
todos los rincones del globo, evidenciando el poder de un concepto sónico que los transformó en multiplatino a medidos de los ochenta. Y por si fuera poco, “Born To Be My Baby”, trajo a la memoria ese maldita fiesta de colegio donde gloria de la seducción no llegó a tú puerta. Golpes duros, acompañado de canciones que a casi 30 años de su edición, siguen dando vueltas sobre la maltratada almohada.
Tras comunicarse con el público, John Bon Jovi, se encargó a cada minuto de ser el anfitrión de la fiesta perfecta. “Lost Higway” y la notable “Sleep When I´M Dead”, fueron el preámbulo de “Runaway”. Un éxito de la primera etapa, previo al fenómeno MTV, haciendo un giño al pasado y a los saludables excesos que acompañaron a los inicios de la agrupación.
Pero también había cabida para las sorpresas del corazón. No en vano, amenazantes chicas con dudosos intereses, fueron mayoría en el recinto de Macul. La romántica “Bed Of Roses”, fue interpretada haciendo un mix entre el inglés y un pintoresco español. Luego “It’s My Life”, mantendría los decibeles al máximo de su intensidad. Escenario que se repetiría con la excitante “Lay Your Hands On Me” y la sublime “Wanted Dead Or Alive”. Ésta última, invocando a ese pistolero urbano que camina por las veredas rompiéndose el trasero en busca de su jodido destino. Una sensación épica, asociada a momentos de aterradores vértigos.
Ya con el público en el bolsillo, “Have a Nice Day”, pavimentó el terreno para el desenlace de una velada perfecta. Los sonidos de “Bad Medicine”, “In These Arms” y “I’LL Be There For You”, daban el cierre a la primera parte del recital, demostrando la solides de una banda que supo adaptar su sonido a las exigencias que amerita su trabajo en vivo. Si bien, el otrora blondo cantante, ya no ostenta el registro vocal de antaño, igual se las ingenia para satisfacer las necesidades del repertorio.
Sobre el cierre “Living On a Prayer”, “These Days” y “Keep The Faith”, redondearon una presentación dotada de una impecable puesta en escena, vistosa ejecución musical y un profesionalismo a toda prueba. Quizás, las claves del éxito para una banda que a diferencia de otras nacidas en su generación, supo comprender los vaivenes de la industria para acercarse a las exigencia que hoy consigna el mercado.
No obstante, resulta imposible desconocer el inexorable paso de los años tanto para el público como para sus músicos. Ya no resalta el adolescente saltando enfervorizado sobre la cancha, ni el artista recorriendo a sus anchas el escenario. Aunque eso poco importa, porque la magia de Bon Jovi, aún no ésta en venta. Y con ese detalle, vale la pena seguir rockeando.
REVISA LA PRIMERA VISITA DE BON JOVI A CHILE
One thought on “BON JOVI: EL PLACER DE LA MALA MEDICINA”
Show pobre, la voz de Jon dejaba mucho que desear, se perdía muchas veces. Es evidente la baja calidad de su último álbum. La banda nunca prendió al público que coreó los viejos éxitos pero no desbordó en energía. No me convenció.