Por Beto Arán
Actitud, prolijidad y virtuosismo, resumen los conceptos que evoca mi sistema nervioso para definir esta única e irrepetible entrega de 1992. Recuerdos de juventud que afloran en la memoria de un maldito pasado que jamás volverá. Dirt, nos ofrece la garganta privilegiada de Layne Staley, capaz de sensibilizar los textos más duros y reflexivos en función de una banda que capturó la esencia primitiva del Heavy Metal con brillantes resultados.
Factores que sumados a la guitarra de Jerry Cantrell, generan un perfil agresivo, melódico e inspiradoramente sombrío. Este material, significó un éxito comercial que por ese entonces, se unía al furor desatado por Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden, por citar algunos exponentes de la generación Grunge.
Y claro estaba…Staley imponía el estilo y Cantrell el cerebro compositor. El primero recalca la angustia de una adicción que le cavó la tumba, con un vibrado personalista e inexpugnable. Mientras que el segundo, se alza como el perfecto contraste en dos polos que se atraen con una energía mística y envolvente.
La apertura con “Them Bones” y “Dam The River”, traslucen esa potencia que rebota como taladro en el tímpano impregnando ese desatado zumbido de rock & roll. No hay falsas poses ni palabras para la galería. Muy por el contrario, hay una realidad que habla de una generación devastada por la soledad y la permanente búsqueda de identidad.
Negatividad que se acentúa con “Down in a Hole”. Un tema que aborda el infierno de la heroína, relatado a través de los altos y bajos que genera dicho estado, bajo el permanente fantasma de la muerte que persiguió a Staley. Dicha temática es relatada desde la perspectiva de un yonqui, que nunca logró dar con aquel ansiado equilibrio. No en vano… por aquellos días, el espigado cantante declaraba que al ingresar al mundo de las drogas todo era estupendo. Sin embargo, recalcaba su preocupación por los jóvenes que se estancaron en la jeringa…la misma que luego lo llevaría a la tumba.
Una de las particularidades del LP radica la variedad sónica de temas como “Sickman” o “Rain When I Die”. Tendencia extensiva e indiscutible para la sobrecogedora “Rooster”, compuesta de rasgos punk que vomitan sentimiento, bajo una atmósfera lírica que enaltece lo que entendemos por rock. El video promocional fue obra del realizador, Mark Pellintong, quien hiciera de “Jeremy” (Pearl Jam) una verdadera obra de culto.
Continuando con la tónica de la placa, “Angry Chair”, sobresale con sus paralizantes cambios rítmicos que generan una disparatada esquizofrenia, algo sensible y también relajante. Algo que “Would” lleva sencillamente al extremo. Su introvertida personalidad queda en segundo plano, impugnando la agresividad de un grito cargado de furia, llanto y desahogo.
De manera finaliza una producción inmortal. Los Cobain, Cornell, Vedder o Staley, fueron parte de una generación que apeló a las raíces y a la transparencia de un rock arraigado en los sentimientos más puros del jodido ser humano. Había espacio para todos y eso era lo importante.
Amigo… Layne: con la misma honestidad que nos confidenciaste la angustia del corto transitar, reconozco que a 14 años de tu ausencia…. aún extraño esa voz remeciendo las capas de la tierra. Tú legado, más presente que nunca.